Reading Scrumban

Scrumban

Reading Scrumban: Essays on Kanban systems for Lean Software Development

I’ll be honest. I didn’t enjoy this book. Nevertheless, there are a lot of interesting ideas on it, enough to recommend its reading.

In the introduction, Corey Ladas resumes his book as a critic to the so called “old Agile methodologies” and presents his own work not only as the new proposal being different, but as the finest paradigm for software development. Reading further seems that the one Agile methodology that the author knows is XP, I guess he knows a lot more, but the only one he talks about is XP. I find difficult to criticize the Agile movement taking only a very partial sample as XP.

The Agile movement is more than a single methodology, but a form of thinking and living software development. You can be an old fashioned Agile developer or a vanguardist one, but Agile the same. The “costume” is a matter of personal and team preferences.

Scrum-ban is just another strategy of organizing workflows that indeed seems to be a good one, but present it as an anti-pattern for Agile is absurd and by no means necessary.

Scrum-ban takes almost everything from Kanban, a methodology more focus on product development than software. The main idea is to enforce auto-control of the workflow by the team using a quite simple pull system.

The attractive of Kanban and Scrum-ban is their simplicity of implementation. You can become your team a Srum-ban team even if this is your first experience with Agile methodologies with no sophisticated tools or an extensive knowledge.

The protocol of Scrum-ban is inherited from Scrum, but evidently you can be as protocolary as in XP or as free as in Crystal. In fact, Scrum-ban tries to reduce the protocol in Scrum reducing the time that meetings require. This protocol reduction leaves you in a scenario more alike to Cockburn’s self-made methodologies, which is my personal election, to have a self-made Agile methodology with a Srcum-ban pull system.

Some Links:

Scrumban at Amazon: http://www.amazon.com/Scrumban-Systems-Software-Development-ebook/dp/B004SY63BY/ref=sr_1_2?ie=UTF8&qid=1316368812&sr=8-2

Las ventajas del desacuerdo

Eso de la tolerancia es un tema un poco demasiado amasado por los medios y los políticos, tanto que lo han convertido en una panfletearía sin valor.

Más allá de las modas de políticos y televisoras, la tolerancia tiene lo suyo, y lo suyo está precisamente en el ser diferentes, en el desencuentro y en el desacuerdo.

No soy supersticioso, pero en este caso no es sólo un decir el decir que me considero un tipo con suerte por tener tantos amigos tan inteligentes con los cuales estar en desacuerdo. No hay nada más productivo para el mundo de las ideas que el desacuerdo con una persona inteligente que está dispuesta a jugar el esgrima de la argumentación.

El desacuerdo en sí es más o menos inútil, es la pelea de discursos, el querer convencer al otro de que uno tiene la razón, lo que da verdaderos frutos, y no sólo se trata del cliché del discurso enriquecido con las palabras del oponente, sino sobre todo, que uno mismo se ve obligado a pensar con cuidado las ideas que defiende. Mucho peor que reconocer que uno no tenía la razón es reconocer que estaba uno en una necedad descuidada.

Hace poco estaba en una discusión acerca de cómo debíamos continuar un desarrollo de una aplicación. La discusión comenzaba a tensarse, un amigo y yo nos fuimos enfrascando, cada vez con más pasión que sensatez, en un par de detalles irreconciliables del modelo del sistema. La discusión terminó en algún punto cuando alguno de los dos decidió que no era tan importante seguir con el tema y nos decidimos por una de las dos opciones. Te gané! dijo uno de los dos. No importaba después quién había ganado el debate, sino que, cualquiera de las dos posibilidades había sido pensada con cuidado por uno de nosotros y que ambos conocíamos más o menos a fondo las ventajas y desventajas del camino elegido.

Ese desacuerdo nos llevó a pensar y ponderar nuestra propia sugerencia, nos obligó a enterarnos de las ventajas y desventajas de la propuesta contraria y nos dio la tranquilidad de qué, no importaba quién ganara esta vez, el sistema andaba en un camino desyerbado.

Como nota al pie, vale decir que con este gran amigo en cuestión, tengo muchos y muy fructíferos desacuerdos casi a diario. Si en todo estuviésemos de acuerdo, sin dudas seríamos tan amigos como ahora, pero nuestra amistad no sería tan provechosa para las ideas de ambos.

Mientras escribía este post recordé una canción de Lluís Llach, aquí les dejo un pedacito nomás por el puro gusto de compartir:

Diferents en la pell i en la parla,
ens feu rics quan no sou com nosaltres.
Ens donem lo divers
compartim lo distint
i volem l’univers per conviure un destí

Leyendo a Varela

spider web

Conocer de Francisco Varela. Una excelente perspectiva histórica de las ciencias y tecnologías cognitivas del siglo XX. Varela toma posición en algo que el mismo llama la posición enactiva, tratando de conciliar en lo posible un constructivismo conexionista con un positivismo permisivo. El mundo no es, para Varela, una pura creación lingüística, sino una creación armónica con el mundo y la obligación biológica. Realidad y lenguaje, como el huevo y la gallina, van de la mano sin que podamos decir quien vino primero, evolucionando juntos.

Para Varela, la naturaleza adquiere sus formas y configuraciones en estrecha relación con las formas y configuraciones que desarrollamos acerca de nosotros mismos y del entendimiento de lo que llamamos “mente”. Continue reading

A veces sí se puede ver lo que no se ve

Uno de los más importantes pensadores del siglo pasado y el padre de lo que conocemos como constructivismo, Heinz Von Foerster, es el autor de una inteligente y sutil frase: “No se puede ver que no se ve lo que no se ve”.

Pero Foerster no parecía tener en mente lo mismo que Wittgenstein con su “de lo que no se puede hablar, es mejor callar”, sino más bien algo parecido a lo que Alistair Cockburn llama la “imposibilidad de la comunicación”.

El que no podamos observar, y por ello mismo comunicar, aquello que no somos capaces de observar es para Foerster el equivalente de una prueba de la importancia del observador sobre aquello que llamamos realidad, y para Cockburn el punto de partida para justificar la comunicación pragmática. Continue reading